He recibido este correo, y me ha parecido un buen material para reflexionar ante la proximidad del encuentro de nuestro Obispo con los catequistas, el domingo 1 de Marzo. Espero que os guste. Y gracias por la colaboración.
Dedico este escrito a todas aquellas (casi siempre son mujeres…) que dedican su tiempo a la transmisión de la fe a través de la catequesis. Dar catequesis no es impartir un libro, sino hacer visible la fe a aquellos que comienzan a descubrirla. Sean niños, jóvenes o adultos, no importa. El/la Catequista es aquel que introduce en los misterios de la fe a quien tiene sed de la trascendencia.
Son tiempos difíciles, ya lo hemos dicho en otras ocasiones. Para las catequistas no es una excepción. A las críticas habituales (que si son las pelotas del cura, que si cobran por su tarea…) se une hoy el desaliento por una labor de la que cada vez se ven menos frutos. Los sacramentos se han convertido en meros actos sociales y eso hace la tarea más ardua si cabe. Encontrar un niño que siga en postcomunión o un joven que tras confirmarse permanezca en la parroquia es casi una quimera. Además, nadie está dispuesto a dar nada gratis, y ello produce que nadie crea que un catequista realiza su labor por amor al Evangelio y a la Iglesia.
En nuestra cultura del ocio, niños y jóvenes tienen cientos de distracciones más entretenidas que la catequesis. Por ello, ir a catequesis se ha convertido en una obligación más, como el colegio, el judo o el refuerzo de inglés. Son pocos los que buscan a Dios a través de la catequesis. Pocas familias interesadas, pocos niños interesados. Es de cajón.Y sin embargo, allí están ellas. Dejando por un momento a sus familias, sus ocupaciones -o simplemente su descanso- dedican su tiempo y su esfuerzo a poner ladrillos espirituales en el Reino de Dios. Sin importarles las críticas. Tentadas (pero no vencidas) por el desaliento. Incomprendidas muchas veces incluso por las madres que les tendrían que estar agradecidas. Rebanándose los sesos para hacer más atrayentes sus esfuerzos. Me consta que a algunas las catequesis les cuesta incluso dinero de sus bolsillos. Aparte de la formación continua que ellas son conscientes que necesitan y que les quita más tiempo aún.
En fin, que como cura me quito el bonete. A todas ellas, ¡Gracias! Y no olvidéis nunca dos textos fundamentales de la Biblia: Primero, la parábola del sembrador (Mc. 4, 1-9). Vosotras sembráis en todas partes, que cada uno recoja lo que pueda… Y segundo, Cristo nos promete el ciento por uno y la vida eterna (Mc. 10,28-31) … merece la pena arriesgar nuestra vida por Él, que nunca falla…(Ante la próxima Jornada de catequistas con el Obispo…Animo Catequist@s!!)
Un homenaje muy oportuno a las catequistas y a tantas personas que, en nuestras parroquias, dedican tiempo y energías, ilusión y, por qué no decirlo, dinero de su bolsillo para colaborar en la medida de sus posibilidades. Vaya por delante nuestro reconocimiento a catequistas, sacristanes, las que limpian la iglesia, prejubilados que se ponen a disposición del párroco y un muy largo etc.
ResponderEliminarCreo que nadie colabora para que se lo agradezcan, sino que todo lo hacemos para mayor gloria de Dios. Pero de vez en cuando están muy bien, estos “reconocimientos” a los que me sumo. Y junto con el agradecimiento, la oración, para que nunca falten catequistas, ni colaboradores.
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