domingo, 22 de mayo de 2022

¿DE QUÉ DEPENDE LA FELICIDAD?

 


Anécdota del conocido psiquiatra Enrique Rojas recogida en una entrevista realizada en  La Voz de Galicia el pasado jueves, 19 de mayo.

Volvía yo de Ávila con mi mujer de visitar a una de mis hijas. Íbamos con un par de nietos y paré en una gasolinera, la más cutre de la zona, pero uno de mis nietos quería ir al baño y otro tenía carraspera... Cuando entro a preguntar por el baño, me dice la chica que estaba atendiendo la gasolinera: “¡Mire usted qué suerte tiene, que acabo de arreglar el baño!”.

Le digo que quiero unos caramelos porque mi nieto tiene carraspera de garganta y me dice: “Mire, la mejor miel de la zona la hace mi abuela, se la traigo ahora”.

Y además me dice: “¿Quiere llevarse un saco de naranjas, que son de aquí y son buenísimas?”. Y yo, que no sé decir que no, salgo con las naranjas, con los caramelos, con la miel, con unos bollos...

Asombrado con la chica. Vuelvo al coche con todo y le pregunto a la chica: “¿Usted es feliz?”. Y responde: “¿Cómo no voy a ser feliz si lo tengo todo?”.

 La felicidad no depende de la realidad, sino de cómo interpretas la vida.


sábado, 21 de mayo de 2022

ORACIÓN DE ABANDONO DE SAN CARLOS DE FOUCAULD



Con motivo de la canonización del P. Carlos de Foucauld el pasado domingo, 15 de mayo, en la Plaza de San Pedro, quiero compartir con vosotros su famosa “Oración de abandono” tal y como la escribió él, sin modificaciones. Puede ser una hermosa oración para terminar el día, poniendo nuestra vida en las manos del Padre.

 ”Padre mío, me entrego en vuestras manos;
Padre mío, me abandono a Vos; 
Padre, Padre mío, haz de mi lo que os plazca; 
sea lo que hagáis de mí, os lo agradezco; 
gracias de todo, estoy dispuesto a todo; 
lo acepto todo; os agradezco todo;
con tal que vuestra Voluntad se haga en mí, Dios mío;
con tal que vuestra Voluntad se haga en todas vuestras criaturas, en todos vuestros hijos, en todos aquellos que vuestro Corazón ama, no deseo nada más Dios mío;
en vuestras manos entrego mi alma; 
os la doy, Dios mío, con todo el amor de mi corazón, porque os amo y porque esto es para mí una necesidad de amor: darme, entregarme en vuestras manos sin medida;
me entrego en vuestras manos con infinita confianza, pues Vos sois mi Padre…

martes, 11 de mayo de 2021

¿HA RECIBIDO LA IGLESIA EL PODER PARA BENDECIR LAS UNIONES DE PERSONAS DEL MISMO SEXO?

 


1.      Esas bendiciones no son “sacramentos” sino “sacramentales”. Son acciones instituidas imitando en cierto modo a los sacramentos a través de las cuales los que las reciben se  preparan a acoger la gracia de los  sacramentos y a cooperar con ella.

2.      A través de las bendiciones la Iglesia invita a los que las reciben a alabar a Dios, los anima a  pedir su protección, y los exhorta a  hacerse dignos de su misericordia,  con la santidad de vida

3.      Para  ser coherentes con la naturaleza de los sacramentales, cuando se invoca una bendición sobre algunas relaciones humanas se necesita – más allá de la recta intención de aquellos que participan – que aquello que se bendice esté objetiva y positivamente ordenado a recibir y expresar la gracia, en función de los designios de Dios inscritos en la Creación y revelados plenamente por Jesucristo.

4.      Según esto, no es lícito impartir una bendición a relaciones, o a parejas incluso estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta, por sí misma, a la transmisión de la vida), como es el caso de las uniones de hecho, el matrimonio civil, y las uniones entre personas del mismo sexo.

5.      Se pretende esta bendición  de las uniones homosexuales porque se intenta presentar esta relación como una realidad análoga a la relación entre un hombre y una mujer unidos por el sacramento del Matrimonio.  Los que establecen un vínculo homosexual defienden   el mismo derecho a recibir la misma bendición que aquellos que se unen en Matrimonio. Pero realmente no existe ningún fundamento para establecer dicha analogía entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia.

6.      Se afirma la ilicitud de  la bendición de las uniones homosexuales porque contradicen la esencia misma de lo que es un sacramental.

7.      Se pueden impartir la bendición a personas individuales con inclinaciones homosexuales que manifiesten la voluntad de vivir en fidelidad a los designios revelados por Dios así como los propuestos por la enseñanza de la Iglesia. Lo que es ilícito es bendecir la relación homosexual.

8.      La Iglesia recuerda que Dios mismo no deja de bendecir a cada uno de sus hijos peregrinos en este mundo, porque para Él somos más importantes que todos los pecados que nosotros podamos hacer. Pero no bendice ni puede bendecir el pecado: bendice al hombre pecador, para que se reconozca como parte de su designio de amor y se deje cambiar por Él.

9.      Por estos motivos, la Iglesia no dispone, ni puede disponer, del poder para bendecir uniones de personas del mismo sexo.

 

(Bibliografía: Responsum de la Congregación para la Doctrina de la Fe a un dubiu sobre las bendiciones de las uniones de personas del mismo sexo, el 22 de febrero de 202)

DEFENSA DE LA PRESENCIA PÚBLICA DE LOS SIGNOS RELIGIOSOS


En estos momentos en algunos ambientes está volviendo la polémica sobre la conveniencia o no de la presencia pública de los signos religiosos, y en concreto sobre la presencia de la cruz. Quiero aportar unos puntos de reflexión que un amigo sacerdote compartió conmigo  hace tiempo y que pueden iluminar esta polémica: 

1.En lo referente a esta cuestión, la Iglesia ofrece orientaciones. A partir de ellas, cada cristiano debe actuar asumiendo su propia responsabilidad, es decir, no tomando una opción personal en nombre de la Iglesia, sino en nombre propio. 

2. Toda persona tiene derecho a defender sus creencias con medios legítimos que no atenten contra el bien común.

3. La presencia de la cruz en los ámbitos públicos de nuestros pueblos y ciudades expresa, por una parte, una tradición que ha contribuido a forjar la historia, la cultura, y los sentimientos de una sociedad; por otra, la cruz manifiesta valores como el perdón, la misericordia, la solidaridad hacia el más débil y necesitado, sin distinción de raza, religión o nación. Recordemos lo que dijo el que fuera alcalde socialista de Madrid, Tierno Galván: "el Crucifijo no hace daño a nadie, es símbolo de paz".

4. La defensa de la cruz nunca puede ser empleada como ariete para ir contra los demás. Y no debe ser utilizada para banderías políticas. La cruz debe ser instrumento de comunión, no de división y enfrentamiento.

5. Hay muchos caminos legítimos para la defensa de la presencia pública de los signos religiosos, y todos ellos opinables. Es decir, no existe solo una opción para esta defensa, sino varias. Cada cual actúe en conciencia.

 

jueves, 19 de marzo de 2020

ENTREVISTA AL PAPA EL PRÓXIMO DOMINGO EN LA SEXTA



Jordi Évole volverá a entrevistar al Papa Francisco por videollamada desde su casa el próximo domingo 22 a las 21.15 en LA SEXTA.

Será una conversación diferente a la que mantuvieron hace casi un año, por en este caso la entrevista se centrará en el aislamiento por el corona virus.

"Nuestra manera de arrimar el hombro es seguir haciendo el programa. Desde casa. Con pocos recursos. Pero con mucha alma. Con ganas de ayudare. Y reflexionar. Y este domingo volverá a estar con nosotros el Papa Francisco", ha anunciado Évole a través de Twitter. 

viernes, 22 de noviembre de 2019

¿QUÉ ES LA SANTIDAD?


SANTIDAD es luchar contra los propios defectos constantemente
SANTIDAD es cumplir el deber de cada instante, sin buscarse excusas.
SANTIDAD es servir a los demás, sin desear compensaciones de ningún género.
SANTIDAD es buscar la presencia de Dios –el trato constante con Él- con la oración y con el trabajo, que se funden en un diálogo perseverante con el Señor.
SANTIDAD es celo por las almas, que lleva a olvidarse de uno mismo
SANTIDAD es la respuesta positiva de cada momento en nuestro encuentro personal con Dios

(San Josemaría Escrivá, Tertulia 1971. Citado por Mons. Javier Echevarría, en Memoria de San Josemaría Escrivá)

martes, 19 de noviembre de 2019

LA PERSONA QUE EMPEZÓ A DERRIBAR EL MURO



Estamos celebrando el 30º aniversario de la “caída” –no cayó, lo tiraron- del Muro de Berlín. Un Muro hecho de hormigón, rodeado de alambradas y de minas. Un Muro donde se estrellaba el deseo de libertad de tantas personas. Un Muro levantado por un sistema político sin Dios. Un Muro ante el cual muchos “intelectuales” europeos callaron porque, según ellos, detrás de él había un paraíso sin paro, donde todos eran iguales, donde el Estado velaba por todos… Pero la gente de ese “paraíso” se sentía encarcelada. El paraíso comunista era falso. Era un timo. Era una horrible burla. Muchos pintaron con su sangre el hormigón del Muro en su intento de atravesarlo. Muchos murieron sin ver cumplidos los deseos de una sociedad verdaderamente libre.

Pero la Verdad no puede estar encerrada mucho tiempo. Los seres humanos no pueden ser tratados como “números sin rostro” durante mucho tiempo. Cuando un sistema atenta contra la dignidad humana, sus días están contados. Y el Muro tenía que caer. O mejor, debía ser derribado con la fuerza de la Verdad y del Amor.


Un hombre vino del Este. Vino a la Sede de Pedro y desde allí, con la fuerza del Espíritu en su cuerpo y en su voz, empezó a derribar ese Muro de Odio amasado por un humanismo deshumanizado. Vino un hombre del Este, del “paraíso” sin Dios, y empezó a derribar el Muro. Los medios que empleó: la certeza profunda de ser portador de la fuerza del Resucitado que no puede estar encerrado en ninguna tumba, que atraviesa los muros más impenetrables para que cada ser humano pueda recuperar la grandeza y la libertad de ser y vivir como hijo de Dios; y el rezo continuo del Santo Rosario, expresión de una devoción teológicamente sólida hacia la Santísima Virgen que prepara los caminos para el nacimiento de Cristo en el corazón de las personas y de los pueblos.

El Hombre del Este, Sucesor de Pedro, con la fidelidad absoluta a la misión recibida de Cristo, empezó a derribar el Muro.

Sabemos que existen otros muros a abatir. Muros más difíciles de atravesar que los muros de hormigón, porque son los que levantamos en nuestro interior y que nos aíslan por dentro convirtiéndonos en rehenes de nuestro propio egoísmo. Muros que intentan acallar la verdad, que consiguen silenciar las injusticias, que pretenden confundirnos y llamar “derecho” a todo deseo que experimentamos, aunque sea contrario a nuestra naturaleza humana. Muros que nos hacen ver al otro como un enemigo que nos quita algo de lo nuestro. Muros que alimentan prejuicios y desconfianzas. Muros que nos hacen insensibles al dolor ajeno. Muros que se levantan dentro de las familias y transforman a los hermanos en antagonistas. Muros que confunden a los adolescentes y jóvenes convirtiéndolos en seres ciegos a lo noble, a lo justo, a lo puro, a lo trascendente. Muros que falsifican la verdad al servicio de ideologías y partidos. Muros de corrupción y de una justicia que es injusta, porque no es igual para todos.

En este aniversario del derribo del Muro recordemos a San Juan Pablo II para que, teniendo presente su vida entregada como oblación a Cristo, se incremente nuestra fortaleza y vivamos la hora presente como un gran reto que el Señor nos pone delante para poder abatir, con la fuerza del Resucitado, los muros que los seres humanos levantamos en este mundo.

domingo, 17 de noviembre de 2019

EL PAPA Y EL MENDIGO


Hace años, un sacerdote norteamericano de la diócesis de Nueva York se disponía a rezar en una de las parroquias de Roma cuando, al entrar, se encontró con un mendigo. Después de observarlo durante un momento, el sacerdote se dio cuenta de que conocía a aquel hombre. Era un compañero del seminario, ordenado sacerdote el mismo día que él. Ahora mendigaba por las calles. 
El sacerdote, tras identificarse y saludarle, escuchó de labios del mendigo cómo había perdido su fe y su vocación. Quedó profundamente estremecido. 

Al día siguiente el sacerdote llegado de Nueva York tenía la oportunidad de asistir a la Misa privada del Papa Juan Pablo II  al que podría saludar al final de la celebración, como suele ser la costumbre. Al llegar su turno sintió el impulso de arrodillarse ante el santo Padre y pedir que rezara por su antiguo compañero de seminario, y describió brevemente la situación al Papa. 

Un día después recibió la invitación del Vaticano para cenar con el Papa, en la que solicitaba llevara consigo al mendigo de la parroquia. El sacerdote volvió a la parroquia y le comentó a su amigo el deseo del Papa. Una vez convencido el mendigo, le llevó a su lugar de hospedaje, le ofreció ropa y la oportunidad de asearse. 

El Pontífice, después de la cena, indicó al sacerdote que los dejara solos, y pidió al mendigo que escuchara su confesión. El hombre, impresionado, les respondió que ya no era sacerdote, a lo que el Papa contestó: "una vez sacerdote, sacerdote siempre". "Pero estoy fuera de mis facultades de presbítero", insistió el mendigo. "Yo soy el obispo de Roma, me puedo encargar de eso", dijo el Papa. 

El hombre escuchó la confesión del Santo Padre y le pidió a su vez que escuchara su propia confesión. Después de ella lloró amargamente. Al final Juan Pablo II le preguntó en qué parroquia había estado mendigando, y le designó asistente del párroco de la misma, y encargado de la atención a los mendigos.

sábado, 16 de noviembre de 2019

EL VERDADERO TESORO


Nos cuenta una hermosa leyenda que un sultán sumamente rico y poderoso atravesaba las montañas de Persia con una caravana de camellos cargados de riquezas, honores y placeres y seguido de toda su corte.
Hizo alto en el camino e hizo descargar los camellos que llevaban riquísimos dulces y licores y los más diversos y exquisitos manjares. El sultán prosiguió su camino, pero ya eran menos los que le acompañaban porque se habían quedado para poseer aquellos placeres. 
En la segunda parada mandó descargar los camellos que llevaban los títulos de príncipe, general, conde, marqués… Y allí se quedaron algunos que ambicionaban aquellos títulos. 
Pero aún seguían al sultán unos pocos de sus cortesanos…
«¡Alto!», dijo de nuevo, y se descargaron los demás camellos, cargados de joyas, oro, piedras preciosas… E invitó a los cortesanos que aún le seguían a que recogieran todas aquellas riquezas…y se las quedarán. Y dejaron de ir con él.
El sultán prosiguió su camino por aquellas ásperas montañas. Creía que ya nadie le seguía, pero sintió pasos, volvió la cabeza y vio junto a sí a uno de sus pajes. «¡Cómo! —le dice el sultán—, ¿no te has quedado a recoger los placeres, los honores y riquezas que he repartido a todos mis cortesanos?». El paje, enardecido por el cariño que le tenía, respondió : «Yo sigo y seguiré siempre solo a mi señor. No necesito ni placeres, ni títulos, ni riquezas. Solo quiero estar siempre con mi señor hasta el final».

viernes, 15 de noviembre de 2019

PASAR LA ADUANA DEL CIELO


Cuentan de un religioso muy piadoso y muy anciano que, por razón de la edad, consideraba próxima la hora de su muerte; al ser interrogado si tenía miedo a morir, le contestó: “la muerte no me preocupa ni poco ni mucho; lo que verdaderamente me preocupa y mucho es la aduana. Después de morir será preciso pasar la aduana de Dios y allí me registrarán el equipaje. Eso si me preocupa”.  
Pero si conoces al aduanero, y es tu amigo, porque has compartido con Él tu vida y preocupaciones, Él ya te ha ayudado en este mundo a preparar el equipaje necesario para pasar la puerta que te lleva a la Vida. Entonces el paso no es tanto atravesar una aduana sino encontrarte definitivamente con el Amigo que te lleva a Casa.