jueves, 26 de noviembre de 2009

CUANDO NO SE CREE EN DIOS, SE PUEDE CREER EN CUALQUIER COSA


Dijo Chesterton: "Dejad de creer en Dios y creeréis en cualquier cosa". Os voy a presentar un hecho histórico que muestra perfectamente la verdad de estas palabras.

Del 19 al 23 de Octubre de 1940, Heinrich Himmler, la mano derecha de Adolf Hitler, realizó un viaje por España con fines políticos y propagandísticos. El último día estuvo en Barcelona y por la tarde se dirigió al monasterio de Monserrat. ¿Cuál era el objeto de la visita del jerarca nazi más poderoso del Tercer Reich, después de Hitler, a este santuario mariano?. Pronto lo descubriremos.

Cuando llegó al monasterio, el abad Antoni M. Marcet, que no quería recibir al jefe nazi, encargó al joven monje Andreu Ripol, que hablaba perfectamente alemán, la tarea de acompañar a Himmler. La visita fue muy tensa porque Andreu tampoco veía con buenos ojos a este repentino visitante.

Cuando la comitiva se detuvo ante la imagen negra de la Virgen de Monserrat, el monje Ripol explicó la costumbre de besarla. Como respuesta, Himmler comentó: "Ya acabaremos nosotros con estas supersticiones".

Seguidamente pidió visitar la biblioteca del monasterio, porque quería examinar los documentos más antiguos del santuario con el fin de encontrar la documentación que acreditara que en Monserrat se hallaba el Santo Grial, la copa que Cristo utilizó en la Última Cena.

Himmler, que momentos antes había rechazado como superstición ese gesto cariñoso de besar la imagen de la Virgen, ahora manifestaba un desorbitado interés por encontrar esa reliquia cristiana. ¿Por qué?. Él creía, y con él gran parte de la plana mayor del partido nazi, que quien poseyera el Santo Grial ostentaría un poder sobrehumano, sería invencible. Y ¿por qué iba a estar en Monserrat esta reliquia?. Porque estaba convencido que este monte era el Montsalvat de la leyenda de “Parsifal” de Wagner.

El monje Ripol manifestaría después: “Era increíble tanta incultura”.

El jerarca nazi abandonó la abadía sin encontrar lo que buscaba. No besó la imagen de la Moreneta por considerarla “superstición”, pero su mente y su corazón estaban repletos de leyendas y fantasías.

No hay comentarios:

Publicar un comentario