viernes, 6 de noviembre de 2009

REACCIÓN DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ITALIANA: LA CONDENA DEL CRUCIFIJO EN LA ESCUELA SUSCITA “PERPLEJIDAD”


CIUDAD DEL VATICANO, martes 3 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- Con "amargura" y sobre todo con "perplejidad" ha recibido la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) la sentencia del Tribunal europeo de Derechos Humanos con la que ha condenado este martes a ese país por colocar crucifijos en las escuelas.

Un comunicado de prensa, emitido por la Oficina para las Comunicaciones Sociales de la CEI, basándose en una primera lectura de la sentencia, considera que en ella "se ha impuesto una visión parcial e ideológica".

El comunicado de prensa del episcopado italiano considera que esta sentencia "suscita amargura y muchas perplejidades".

"Ignora o descuida el múltiple significado del crucifijo, que no sólo es un símbolo religioso, sino también un signo cultural --añade la nota--. No tiene en cuenta el hecho de que, en realidad, en la experiencia italiana, la exposición del crucifijo en los lugares públicos está en armonía con el reconocimiento de los principios del catolicismo como parte del patrimonio histórico del pueblo italiano, confirmado por el Concordato de 1984", que regulas las relaciones Iglesia-Estado en ese país.

"De este modo, se corre el riesgo de separar artificialmente la identidad nacional de sus orígenes espirituales y culturales", aclara.

Según el episcopado, "no es ciertamente una expresión de laicidad, sino una degeneración en laicismo, la hostilidad contra toda forma de relevancia política y cultural de la religión".

Por su parte, el jurista Giuseppe Dalla Torre, rector de la universidad LUMSA de Roma, considera en declaraciones al servicio de información de la CEI, SIR, que el argumento del tribunal constituye un "razonamiento equivocado basado sobre un presupuesto: el crucifijo puede obligar a una profesión de fe. Sin embargo, el crucifijo es un símbolo pasivo, es decir, no obliga en conciencia a nadie".

1 comentario:

  1. Oración "en positivo"

    Elige amar, en lugar de odiar.
    Elige reir, en lugar de llorar.
    Elige crear, en lugar de destruir.
    Elige perseverar, en lugar de renunciar.
    Elige alabar, en lugar de criticar.
    Elige curar, en lugar de herir.
    Elige dar, en lugar de recibir.
    Elige actuar, en lugar de aplazar.
    Elige crecer, en lugar de consumirse.
    Elige bendecir, en lugar de blasfermas.
    Elige vivir, en lugar de morir. (Anonimo)

    Del libro de Ricardo Cuadrado Tapia, Vitaminas para oxigenar el corazón, año sacerdotal, 2009-2010 (página 126).

    Gracias Richard.

    Rafael.

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