viernes, 1 de abril de 2016

EL REGALO DE PASCUA


Os voy una contar una pequeña anécdota que he vivido personalmente en esta Semana Santa.

Domingo de Resurrección en un pueblo de montaña. Al terminar la misa invité a pasar a la sacristía, con sus padres, a los 3 niños hermanos que asistieron: recibirían un regalo por ser Pascua.  Sólo entraron los dos más pequeños. Les regalé un pin de Cristo Resucitado. El sacristán además les obsequió, como es costumbre en la parroquia, con un dulce. Yo entregué a la familia el tercer pin para el hermano mayor que no entró.
Después les acompañé a la puerta del templo y allí estaba el mayor, de 9 años, esperando.
- ¿Por qué no has entrado en la sacristía, has tenido vergüenza? -le pregunté.
El niño miró a su madre.
- Responde al sacerdote -le dijo su madre.
- Es que le prometí a Jesús que no tomaría ningún dulce hasta que no terminara la Semana Santa y, aunque es Domingo de Pascua, todavía no ha terminado.

Me sentí tocado por la generosidad de aquel niño. Después de la eucaristía fue el mejor regalo de Pascua que he recibido este año.


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