El relato de la
vocación de la joven religiosa Clare Crockett adquiere una nueva dimensión tras
el hallazgo de su cuerpo sin vida entre escombros en Ecuador
18 ABRIL, 2016. ALETEIA
La hermana Clare Crockett fue encontrada
sin vida entre escombros junto a otras cinco postulantes de las Siervas del
Hogar de la Madre en Ecuador tras el terremoto de 7.8 grados en la escala de
Richter que afectó el país el pasado sábado. Llevaba 15 años entregada a Dios.
Entró a la congregación con 18 años y el nombre como religiosa que eligió fue
Clare María de la Trinidad y del Corazón de María.Su comunidad la recuerda como
una “hermana generosísima con un don de simpatía muy especial y con un carisma
único para tratar con niños y jóvenes”.
Ella misma fue la encargada de escribir
el siguiente resumen de su vocación:
“Nací
en una familia católica. Soy de una pequeña parcela del mundo que se llama
Derry, en el norte de Irlanda. Cuando yo era pequeña, era un sitio donde los
términos “católico” y “protestante” eran solamente políticos. Nacer en una
familia católica no significaba necesariamente que ibas a Misa o tenías una
formación en la fe católica. Los católicos, que querían una Irlanda unida,
mataban a los protestantes y los protestantes, que no querían una Irlanda
unida, mataban a los católicos. Para mí, eso es lo que significaba ser
católica. Dios no tenía ningún papel en mi vida. En una sociedad donde
prevalecía el odio, no había sitio para Dios.
Desde
que era pequeña, quería ser actriz. Hacia los 15 años entré en una compañía de
teatro y tenía un “manager”. Presentaba algunos programas de televisión,
escribía teatros, hacía muchas actuaciones, ganaba premios y a los dieciocho
años hice un pequeño papel en una película.
Me
gustaba la fiesta. Desde los dieciséis o diecisiete años mis fines de semana
consistían en emborracharme con mis amigos. Gastaba todo mi dinero en alcohol y
cigarrillos. Un día, una de mis amigas me llamó: “Clare, -me dijo- ¿quieres ir
a España gratis?“. “¡Un viaje gratis a España!” -pensé-, diez días de fiesta en
España con sol. ¡Por supuesto que quería ir! Me dijo que todos los que iban se
reunirían en una casa la semana siguiente.
Llegó
el día y fui a la casa donde iban a estar mis amigos y entré en una habitación
con gente de 40 y 50 años, todos con rosarios en las manos.
“¿Van
a España?” -les pregunté-, casi con miedo de oír la respuesta que iban a dar
con todo entusiasmo tres segundos después: “Sí, vamos a la peregrinación“.
Sí,
queridos amigos, íbamos de peregrinación durante diez días. Intenté escaparme,
pero mi nombre ya estaba en el billete y no hubo más remedio, tuve que ir.
Ahora veo que fue la manera que usó la Virgen para traerme a casa, a su hogar,
al de su Hijo.
La
peregrinación fue durante la Semana Santa en un monasterio del siglo XVI. No
era, ciertamente, lo que yo había imaginado cuando pensé en ir a España. Este
encuentro de Semana Santa era con un grupo que se llamaba Hogar de la Madre y
yo no quería estar allí.
Sin
embargo, fue durante esta peregrinación cuando el Señor me dio la gracia de ver
cómo Él había muerto por mí en la cruz. Después de recibir esta gracia, sabía
que tenía que cambiar: “Si Él ha hecho esto por mí, ¿qué voy a hacer yo por
Él?”.
Es
tan fácil durante un retiro o cuando “sientes” el amor de Dios decirle: “Haré
todo lo que me pidas”… Pero cuando “bajas del monte” no es tan fácil.
Las
hermanas me invitaron a ir con ellas y otras chicas de peregrinación a Italia
unos meses después.
Me
fui, y a pesar de la actitud superficial durante la peregrinación, el Señor me
habló muy claro. Quería que yo viviese en pobreza, castidad y obediencia como
las hermanas.
Automáticamente
le dije que me era imposible. “¡No puedo ser monja!”, dije, “No puedo dejar de
beber, de fumar, de salir de fiesta, mi carrera, mi familia.”
Si
Jesús nos pide que hagamos algo siempre nos da la fuerza y la gracia para
hacerlo. Sin su ayuda nunca podría haber hecho lo que tuve que hacer para
responder a su llamada y seguirle.
Después
de saber que me llamaba, el Señor me dio otra gracia cuando estaba grabando la
película en Inglaterra. Yo veía que aunque parecía que tenía todo, en realidad
no tenía nada.
Me
sentaba en la cama de la habitación del hotel y sentía un gran vacío. Estaba
consiguiendo todo lo que siempre había deseado y no era feliz. Sabía que
solamente haciendo lo que Dios quería para mí sería realmente feliz.El Señor me
mostró cuánto hería a su Sagrado Corazón mi estilo de vida alocado. Sabía que
tenía que dejar todo y seguirle. Sabía con gran claridad que me pedía confiar
en Él, poner mi vida en sus manos y tener fe.
Ahora
estoy felizmente consagrada en las Siervas del Hogar de la Madre.Nunca me deja
de impresionar cómo el Señor trabaja en las almas, cómo puede transformar
totalmente la vida de uno y conquistar su corazón. Agradezco al Señor la
paciencia que ha tenido y que sigue teniendo conmigo.
No
le pregunto por qué me ha elegido, simplemente acepto el que lo haya hecho.
Dependo completamente de Él y de la Virgen María y les pido que me den la
gracia de ser lo que quieren que sea”.
Gracias por esta nueva entrada.
ResponderEliminarHace que me replantee mi vida una vez más.
¿Cómo vivo mi compromiso de católico con Dios? ¿Hago todo lo que debo?
Viendo como Dios me ama, me espera, me da... ¿Qué le entrego? ¿A qué espero?
Esta noticia es una sensación de tristeza y alegría a la vez. Deseo que Jesús y María, nuestra Madre, me ayuden a vivir con entrega y generosidad hoy, ahora, porque al fin y al cabo, nunca sabemos cuándo vamos a ser llamados.
Dios, y la Santísima Virgen, quisieron que está hermana se diera cuenta y le entregase todo ¿cómo no hacer caso sabiendo que no sabemos cuándo vamos a ser llamados nosotros?. No lo dejemos para mañana, hagámoslo hoy.
Gracias!!
Gracias por tu reflexión
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