lunes, 14 de noviembre de 2011

EL PODER DE UNA SONRISA


Un hombre que viajaba por interminables carreteras paró su camión junto a un bar concurrido por otros conductores. Mientras esperaba que le sirvieran una cerveza, un muchacho de la cantina trabajaba afanoso frente a él, encorvado, al otro lado del mostrador.
- ¿Mucho trabajo?- le pregunto el viajero sonriéndole.
El muchacho levantó la cabeza y le devolvió la sonrisa.
Cuando meses más tarde pasó de nuevo por allí el mismo conductor, el muchacho del mostrador le reconoció como se reconoce una vieja amistad.

1 comentario: